“¡No exageres!”

“¡No exageres!”

He escuchado decir que el machismo y el patriarcado son solo inventos de las mujeres “feminazis”, un término bastante despectivo aplicado particularmente a las mujeres que protestan ante injusticias de género, entre otras causas. Dicho adjetivo se empezó a popularizar en la década de los noventa con el periodista conservador estadounidense Rush Limbaugh, quien comparaba el aborto con el holocausto y aseguraba que las mujeres que buscaban la legalización del aborto eran los nuevos nazis, término erróneo si consideramos que el nazismo es una forma de gobierno, o sea una forma de ejercer el poder.


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Sin embargo, machismo y patriarcado son términos reconocidos por la RAE, para la cual, el machismo es la “Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón” y el patriarcado es una “Organización social primitiva en la que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje·” Por lo que podemos entender, ambos términos existen y hacen referencia al poder del hombre en la sociedad.


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En México están demasiado normalizadas las conductas machistas. A la mayoría de las mujeres nos han aplicado la expresión: “no exageres”, después de narrar a modo de víctimas una experiencia de violencia, acoso sexual, discriminación por género, etc.

La ideología machista nos la inculca nuestra familia desde que nacemos, ya que de esta recibimos las primeras nociones de lo que es el mundo, después vienen los medios de comunicación que nos bombardean con la idea de buscar parecernos al estereotipo dictado por una sociedad patriarcal para agradar a los hombres, nos instan a competir entre nosotras para ver quién es la más bonita, con mejor cuerpo, con mejor sonrisa, lo cual provoca que nos odiemos entre las mujeres, y a veces esa competencia llega a tanto, que entre unas y otras la difamación y la agresión ha llegado al asesinato.


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Al nacer mujer en México, sin elegirlo tenemos que cumplir con un estándar de “ser mujer”, el cual consiste en seguir algunas reglas como estas: subsistir inferiores, necesitar a un hombre para servirle y desmostarle cuan débiles podemos llegar a ser, no decir malas palabras porque nos quitan el encanto, encontrar marido antes de los treinta o nos quedaremos para vestir santos, no salir solas, vestir de manera decente sin mostrar mucho pero sin dejar de ser atractivas… (porque así los hombres se fijan en nosotras), no decir, callar y aguantar; esto por mencionar algunas de las tantas reglas que se nos inculcan de generación en generación sobre cómo debe de ser una mujer...

Y la religión, un régimen para normalizar el machismo, tal como lo señala la antropóloga feminista Marta Lamas “El Vaticano tiene perspectiva de género, tiene idea de que el lugar de las mujeres es en la casa, es la maternidad” . Así mismo, a los ojos de la iglesia, las mujeres valemos por nuestra “pureza” y no por nuestro cerebro, por nuestra facilidad de manipulación y sumisión. Y mujer que no se doblega a estos dogmas de la iglesia, es considerada pecadora porque no se somete, porque alza la voz. Nuestro valor como personas se resume en la “castidad” hasta el matrimonio, si decidimos disfrutar de nuestra sexualidad libremente, somos “fáciles”… y ningún hombre querra casarse con una mujer pecadora. El caso no se aplica lo mismo para los hombres, a ellos se les aplaude que comiencen su vida sexual antes del matrimonio.


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Todo ello, patrones de conducta y de relación que nos colocan en situaciones de desigualdad y por lo tanto de vulnerabilidad ante distintas manifestaciones de violencia. Podemos corroborar entonces que como sociedad aún nos falta mucho para llegar a la igualdad de género que tanto estamos demandando, vivimos en un país donde nos matan por ser mujeres, día a día somos víctimas de feminicidio.


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¿Qué podemos hacer para cambiar esto? Como propone la feminista Judith Buttler “la acción social requiere una performance repetida. Esta repetición es a la vez reactuación y reexperimentación de un conjunto de significados ya socialmente establecidos; es la forma mundana y ritualizada de su legitimación” , de acuerdo a esto, para cambiar concepciones ideológicas con las cuales sobrevivimos, debemos experimentar, poner en práctica el ser más empáticos, hacer consciencia de género y por lo tanto de nuestros roles predefinidos. También, creemos con Butler, y aquí es es importante puntualizarlo, el género es solo una palabra que nos convierte en hombre y mujer, dejándonos como propuesta, la eliminación de los géneros, pues estos se encuentran en un constante cambio. De acuerdo a lo cual, los géneros y las identidades sexuales no están en la naturaleza humana, sino que se van aprendiendo o imponiendo con el paso del tiempo, esta teoría Judith la fundamenta con las personas Queer , que se identifican con un género no binario, dejando abierta la puerta al feminismo a los integrantes de la comunidad LGBTTTIQ+, minoría que se encuentra amenazada por el machismo y la homofobia, tanto así que México se encuentre en el segundo lugar de los países más homofóbicos del mundo y desde mi parecer la homofobia nace del machismo, porque un hombre que no actúa como se supone un hombre debería actuar es atacado, así como pasa con las mujeres.


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Entonces, considerando lo reflexionado, debemos escribir, compartir y debatir para seguir creando consciencia, coadyuvar con el movimiento feminista. Porque es a través de la cultura, la educación y de una legislación laica que nos garantice derechos humanos, sexuales y reproductivos, una vida libre de violencia, que podremos hacer de México un lugar seguro, sin roles impuestos, porque esta ideología machista, discriminatoria y desigual, sí mata.


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Queremos poder vivir en un país donde se nos respete a las mujeres y a todos por igual, donde podamos denunciar un acoso o una violación sin miedo, donde no nos tomen por exageradas o mentirosas, porque nunca más volverán a tener el privilegio de nuestro silencio.


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Fuentes consultadas:

  1. Real Academia Española, (2019). Diccionario de la lengua española. Madrid, España. Vigesimotercera Edición.
  2. 6to. conversatorio magistral del 1er. Congreso Nacional de Estudios de los Movimientos Sociales. 21 de octubre de 2016. El movimiento feminista. Participó en esta conferencia Marta Lamas. Moderó Guadalupe Olivier. Pp (12). Recuperado de http://www.redmovimientos.mx/2016/wp-content/uploads/2017/12/Conversatorio-FEM.pdf el 07/06/2020.
  3. Movimiento por la paz. (2019, 24 noviembre). ¿Quieres saber qué es un micromachismo? - Entrevista a Luis Bonino | Movimiento por la Paz. Recuperado 16 de junio de 2020, de https://www.mpdl.org/noticias/global/derechos-humanos/quieres-saber-es-micromachismo-entrevista-luis-bonino#sthash.cvx5orzu.dpbs
  4. Performative Acts and Gender Constitution: An Essay on Phenomenology and Feminist Theory”. Theatre Journal, Vol. 40, No. 4, (Diciembre, 1988), The Johns Hopkins
  5. University Press. Traducido al español por Marie Lourtiesen. Debate feminista, 18 (1998), Actos performativos y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista, p, 307. http://debatefeminista.cieg.unam.mx/df_ojs/index.php/debate_feminista/article/view/526/446 (recueperado en Mayo, 2020)
  6. Real Academia Española, (2019). Diccionario de la lengua española. Madrid, España. Vigesimotercera Edición.
Escrito por: Nadia Sánchez Martínez. Estudiante de sexto semestre del Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Sur.

El mundo es para nosotros. Si lo creemos, lo creamos

IMAGINAtta 13 . Violencia de genero

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