En estos días, donde empezamos a cerrar puertas y ventanas por necesidad y también por voluntad propia, el eco de la reflexión se ha hecho presente en la mente, en la piel, en los sentidos, en las sensaciones y necesidades, en los sentimientos.
Una situación mundial inimaginable, impensable, indeseable, atípica, ha impactado en nuestra humanidad, y ha generado y evidenciado contextos de violencia al interior de las familias, de las parejas, de nosotras como mujeres.
¿Cuál es peor de todas las violencias? Sin duda, todas.
En este escrito me quiero referir a la responsabilidad de poder ejercer la libertad de nosotras mismas, cuando nos es posible este privilegio. En específico comentar el cuidarnos de no ser violentas con nosotras mismas.
Diariamente nos enfrentamos con diferencias en pensamiento y acciones, con la otredad; al grado de tener que proteger nuestra estabilidad física, mental y emocional. ¿Y cómo pretender que los otros entiendan lo que nosotras no procuramos conocer?, cómo generar una exigencia que no crece y orgánicamente se da desde dentro de nosotras?
Poder ejercer nuestra esencia, nuestra ideología, nuestros preceptos y creencias, debiera ser un entrenamiento diario y constante, un reto, un replanteamiento de inteligencia, autenticidad, coherencia, amor, de ternura radical, de empatía. Por ello debemos cuidarnos de endurecemos al pensarnos y replantearnos frente a las otras, a los otros, con nosotras mismas. Nos auto juzgamos, nos prejuzgamos. Nos violentamos. Por favor, hagamos un alto.
Propongo esta travesía hacia dentro de nosotras, primigeniamente de manera individual. Quizá empezar por observarnos, sin juicios, sin adjetivos, sin censura, objetivamente. Aceptando quiénes somos, qué necesitamos; inspeccionar cómo son nuestras líneas, curvas, piel, destellos, sombras, matices, cicatrices, heridas, temores, miedos, huecos y recovecos; qué nos dice nuestra mente, alquimia, rigidez, corazón, consciencia; qué nos exponen nuestros rencores, apegos, dolores, nuestros más duros juicios, nuestros más ocultos paradigmas, nuestros pretextos más añejos y arraigados, nuestra versión más recóndita y oscura.
¿Por qué no aceptar y amar este quienes somos?
Las circunstancias son disímiles, distintas en cada caso y situación, pero si conociéndome, reconociéndome, comprendiéndome y amándome, quizá sea capaz de voltear al lado, de frente y ser sorora, ¿por qué no intentarlo? Quizá así logro comunicarme conmigo misma de una manera no violenta. Sumado esto o por partes, poco a poco, quizá pueda hacerlo con otras y otros. Quizá pueda ser un comienzo, una manera de sembrar y florecer individual y en conjunto, colectivamente, naturalmente, sin sesgar. Y entonces, puede ser, a través de mi consciencia y de ser empática que cultive una manera más auténtica de ser y estar conmigo misma y por lo propio con los demás, que pueda construir otros paradigmas que fundamenten este nuevo momento, esta nueva oportunidad de creer en lo que no es visible, transitar por modos mas sanos de socializar, de expresar, de sentir, de vivir.
Para concluir, comparto un fragmento de un escrito de Gioconda Belli:
“Si eres una mujer fuerte prepárate para la batalla:
Aprende a estar sola, a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo, a que nadie te
tire sogas cuando ruja la tormenta, a nadar contra corriente.
Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto. Lee, hazte el amor a ti misma,
construye tu castillo rodeado de fosos profundos, pero hazle anchas puertas y ventanas.
Es menester que cultives enormes amistades, que quienes te rodean y quieras sepan lo que
eres, que te hagan un circulo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación un
fuego siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños.
Si eres una mujer fuerte, protégete con palabras y árboles e invoca la memoria de mujeres
antiguas. Has de saber que eres un campo magnético hacia el que viajaran aullando los
clavos herrumbrados y el óxido mortal de todos los naufragios.
Ampara, pero ampárate primero.
Guarda las distancias.
Constrúyete. Cuídate.
Atesora tu poder.
Defiéndelo-
Hazlo por ti.
Te lo pido en nombre de todas nosotras” .
Bibliografía
Elaborado por: Mireya A. Cruz Reséndiz. Colabora en la Secretaría de Atención a la Comunidad en la Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Naucalpan. atencioncomunidad.cchn2@gmail.com
Enlaces refback
- No hay ningún enlace refback.