Violencia hacia la mujer

Violencia hacia la mujer en la Ciudad de México (2018-2020)

Duele ser mujer en un país como el mío, es una de las tantas frases que se pueden escuchar y leer a diario en los diferentes medios de comunicación en México, y no es para menos, sobre todo cuando es sabido que nuestra nación está en el veinteavo lugar entre los ochenta países como los peores para ser mujer (Forbes, 2020).

En el presente trabajo de investigación, abordaremos los diferentes tipos de violencia hacia la mujer y el porcentaje de incidencia que existe en la Ciudad de México. También, vamos a exponer la terminología y la definición del lenguaje que actualmente se está utilizando cuando se trata de violencia contra las mujeres, como por ejemplo el feminicidio, género y sexo; consideramos que es necesario conocer el significado de las palabras que se utilizan, así como tener el contexto claro, esto para dar sentido y veracidad a los hechos. Muchas veces sin darnos cuenta como estudiantes y sociedad en general, cometemos errores de no aplicar correctamente una palabra y más en el caso de la violencia de género, con la cual se debe tener un cuidado perentorio.

De igual manera, se darán a conocer algunas de las instituciones e instancias destinadas a apoyar y defender los derechos de las mujeres, entre estos, por supuesto la UNAM. Por último, vamos a exponer una breve reflexión acerca de cómo se puede construir la igualdad entre los dos sexos.

Como autoras, estudiantes y mujeres, nos parece de suma importancia que estos datos lleguen a más personas, ya que, por su rápida difusión y agresivo consumo, la información no es diseminada, provocando confusión y falta de atención por parte de la sociedad.


Mujer: ¿sexo o género?


Existe una constante confusión en torno a las palabras sexo y género, muchas veces se utilizan como sinónimos, cuando no tienen el mismo significado. El primer término hace referencia al “conjunto de atributos biológicos que diferencia a una mujer de un hombre” (Museo de la Mujer). Esto quiere decir que, por causas naturales, hay funciones que sólo las puede desempeñar una mujer, como parir o amamantar. A diferencia de ello, “el género es el conjunto de atributos culturales (derechos, prohibiciones, responsabilidades, jerarquías, roles sociales) que le son asignados a una persona por haber nacido de sexo masculino o femenino” (Museo de la Mujer).

Ahora bien, ¿cuál es la importancia de diferenciar estos términos? De acuerdo con Ricoy, radica en:

la construcción sociocultural de esa diferencia. Los atributos de género son, entonces, femeninos o masculinos, y esa construcción (el género) no es inocente ni neutral, sino que obedece a unos determinados intereses estructurales. Entre otros, se consideran atributos femeninos la delicadeza en los comportamientos, la no violencia, la inclinación por el cuidado de otros, la inclinación por las tareas domésticas y manuales, la menor capacidad de abstracción, etc. Como masculino, por oposición, se considera la brusquedad en las actuaciones, la violencia, el egoísmo, la competitividad, una mayor capacidad de abstracción, etc. De esta manera una cosa son las diferencias biológicamente dadas y otra la significación que culturalmente se asigna a esas diferencias. (2015, p. 463).

Creemos que la diferencia es bastante clara, solo es cuestión de tenerla presente, repensarla y familiarizarse con ella.

Por otra parte, Judith Butler, autora de uno de los libros más influyentes del pensamiento contemporáneo, El género en disputa. Feminismo y la subversión de la identidad (1990), pone énfasis en la idea de que el “sexo es algo natural mientras el género se construye socialmente”.

En su teoría del sexo natural únicamente nos remite al binarismo del género, es decir, que solo existen dos géneros (masculino y femenino). La idea de un “sexo natural” que se organiza solamente con base en opciones opuestas y complementarias, es decir, que un hombre y una mujer deben comportarse conforme a las normas sociales que rigen sus roles de género, y desear solo al sexo opuesto. Por ende, es importante comprender que la “naturalidad del sexo” significa ver al cuerpo como un campo de relaciones interdependientes. Quienes no se conforman con este modelo se consideran “no normales” y así se genera la discriminación sexual en nuestra sociedad.

En este sentido, la autora en su Teoría Queer rechaza la clasificación de los individuos en categorías como homosexual, heterosexual, hombre o mujer, sosteniendo que éstas cuentan con variaciones culturales y ninguna de ellas sería más fundamental que otra. La fuente Mundo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), universidad pública Argentina, en 2019, señaló:

La aspiración política de este análisis se encuentra en el llamado a dejar que las vidas de las minorías de género y sexuales sean más posibles y vivibles, que puedan moverse con libertad. Es decir, hacer del mundo un lugar mejor, donde las personas puedan vivir con su género “asignado” o “elegido” sin discriminación, sin amenazas, sin estigma ni temor. Es una lucha por la igualdad y la libertad en pos de aliviar el sufrimiento y reconocer la diversidad corporal y cultural que existe y que afirma la complejidad humana. (UNTREF, 2019, párr. 9).

Como ya se vio, cada sexo y género tienen sus características y aspectos muy propios, incluso si se trata de la violencia.


La mujer y las violencias


De acuerdo con la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, la violencia contra la mujer es “cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte tanto en el ámbito privado como en el público” (Conavim, 2016, párr. 3). Además, la Organización de las Naciones Unidas indica que “la violencia contra las mujeres no se confina a una cultura, región o país específico, ni a grupos particulares de mujeres en la sociedad. Las raíces de la violencia contra la mujer yacen en la discriminación persistente contra las mujeres”. (ONU, 2009, p. 1). Al unir las dos definiciones, se muestra que esta violencia y, a quien la ejerce, no le importan los factores externos que rodeen a la víctima; lo hará por el simple hecho de que es mujer.

La Secretaría de Seguridad Pública (2012) clasificó los tipos de violencia contra la mujer que se presentan principalmente en la CDMX, en los siguientes:

Violencia psicológica: Es cualquier acto que dañe la estabilidad psicológica, que consiste en: negligencia, descuido reiterado, celotipia, insultos, humillaciones, marginación, infidelidad, comparaciones destructivas, restricción a la autodeterminación y amenazas, que llevan a la víctima a la depresión, devaluación de su autoestima e incluso al suicidio.

Violencia física: Es cualquier acto que inflige daño no accidental, usando la fuerza física o algún tipo de arma u objeto que pueda provocar o no lesiones ya sean internas, externas, o ambas.

Violencia patrimonial: Es cualquier acto que afecta la supervivencia de la víctima. Se manifiesta en: la transformación, sustracción, destrucción, retención de objetos, documentos personales, bienes y valores, derechos patrimoniales, recursos económicos destinados a sus necesidades, abarcando los daños a los bienes comunes o propios de la víctima.

Violencia económica:Toda acción del agresor que afecta la supervivencia económica de la víctima. Se manifiesta en limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, la percepción de un salario menor por igual trabajo, dentro del mismo centro laboral.

Violencia sexual: Es cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la sexualidad de la víctima y atenta su libertad, dignidad e integridad física. Es una expresión de abuso de poder que implica la supremacía masculina sobre la mujer, al denigrar y concebirla como objeto. Otras formas análogas que lesionen la dignidad, integridad o libertad de las mujeres.

Así mismo, muestra que las modalidades de la violencia “son las formas, manifestaciones o los ámbitos de ocurrencia en que se presenta la violencia contra las mujeres” (Secretaría de Seguridad Pública, 2012, p. 40), clasificadas de la siguiente manera:

Violencia familiar: Acto abusivo de poder, dirigido a someter, controlar, agredir de manera física, verbal, psicológica, patrimonial, económica y sexual a las mujeres, dentro o fuera del domicilio familiar, cuyo agresor tenga o haya tenido relación de parentesco por consanguinidad o afinidad, de matrimonio, concubinato o hayan mantenido una relación de hecho.

Violencia laboral y docente:Se ejerce por las personas que tienen un vínculo laboral, docente o análogo con la víctima, independientemente de la relación jerárquica, es un acto o una omisión en abuso de poder que daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima, impide su desarrollo y atenta contra la igualdad.

Violencia en la comunidad:Son los actos individuales o colectivos que transgreden derechos fundamentales de las mujeres y propician su denigración, discriminación, marginación o exclusión en el ámbito público.

Violencia institucional: Son los actos de los servidores públicos de cualquier orden de gobierno que discriminen, impiden el goce y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, como su acceso a las políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los tipos de violencia.

En el mejor de los casos, estos tipos de violencia pueden culminarse con emitir una denuncia o levantando la voz. Sin embargo, son muchas más las mujeres que no pudieron hablar, y se convirtieron en víctimas de un feminicidio.


La mujer y el feminicidio


Lamentablemente, la muerte es algo que acompaña a la violencia contra la mujer, y esta se manifiesta con el término Feminicidio. La ONU MUJERES, en 2020, lo definió como:

el asesinato de una mujer por el hecho de serlo, el final de un continuum de violencia y la manifestación más brutal de una sociedad patriarcal. […] No puede entenderse sólo como un asesinato individual, sino como la expresión máxima de esa violencia, en la que el sometimiento a los cuerpos de las mujeres y extinción de sus vidas tiene por objetivo mantener la discriminación y la subordinación de todas. (ONU MUJERES, 2020, párr. 1).

Como se puede ver, en este acto no influye ningún otro aspecto más que el de ser mujer.

Este delito está clasificado según la relación que mantuvieron la víctima y el victimario antes de cometerse. Estas categorías son “i) Feminicidio de pareja íntima, ii) Feminicidio de familiares, iii) Feminicidio por otros conocidos y iv) Feminicidio de extraños, todos estos atravesados por las diferentes opresiones que viven las mujeres día a día”. (ONU MUJERES, 2020, párr. 1).

Es importante que se marque la diferencia entre los términos feminicidio, femicidio y homicidio, porque aunque los tres impliquen la muerte, de ninguna manera se realizan igual ni con la misma intención. A continuación se muestran las definiciones para Femicidio y Homicidio:

Femicidio es definido por la Real Academia Española como:

Del ingl. femicide, y este del lat. femĭna 'mujer' y el ingl. -cide 'cidio', acort. por infl. de homicide 'homicidio'.

1. m. Asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia (2019).

La misma fuente define el homicidio como: Del lat. homicidium.

1. m. Muerte causada a una persona por otra., 2. m. Cierto tributo que se pagaba antiguamente., 3. m. Der. Delito consistente en matar a alguien sin que concurran las circunstancias de alevosía, precio o ensañamiento (2019).

Retomando las definiciones anteriores estamos completamente de acuerdo en señalar la diferencia entre feminicidio y femicidio, puesto que “la diferencia radica en que femicidio es el acto de matar a una mujer y feminicidio es el acto con la variable de impunidad que suele estar detrás de estos crímenes” (Lagarde, citada por Toledo, 2009, p. 110).

De esta manera, suscribimos que los vocablos son distintos. Y, por lo tanto, deben ser aplicados de diferente forma según sea el contexto. Estos términos han sido resultado de luchas feministas, lo cual ha creado conciencia de carácter político y debido a esto hoy en día tenemos comisiones e instituciones especializadas para dar seguimiento a estos casos en específico.

De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en la Ciudad de México se presentaron 43 casos delictivos de feminicidio tan solo en el año 2018, mientras que en el 2019 aumentaron casi al doble con un total de 71 casos de feminicidio en la Ciudad.

Tomando en cuenta el mapa de feminicidios elaborado por la activista María Salguero, las delegaciones donde se presentaron mayores casos de feminicidios en la Ciudad de México en el 2018 fueron Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc; mientras que en el año 2019 las delegaciones con mayor presencia de feminicidios fueron Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc y Benito Juárez. El mismo puede consultarse a través de Google Maps, donde se presentan a grandes rasgos los detalles de los casos registrados por año desde el 2016 hasta la actualidad, el cual, también es actualizado en caso de presentarse nuevos casos en todo el país.

El feminicidio tiene características propias para poder identificarlo. Siguiendo lo que indica el Código Penal de la Ciudad de México, citado por el Senado de la República, se considera que existen razones de género cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias:

  1. I. La víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;
  2. II. A la víctima se le hayan infligido lesiones infamantes, degradantes o mutilaciones, previas o posteriores a la privación de la vida;
  3. III. Existan datos que establezcan que se han cometido amenazas, acoso, violencia o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima;
  4. IV. El cuerpo de la víctima sea expuesto, depositado o arrojado en un lugar público;
  5. o

  6. V. La víctima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a su fallecimiento.

A quien cometa feminicidio se le impondrán de veinte a cincuenta años de prisión.

Si entre el activo y la víctima existió una relación sentimental, afectiva o de confianza; de parentesco, laboral, docente o cualquiera que implique subordinación o superioridad, y se acredita cualquiera de los supuestos establecidos en las fracciones anteriores, se impondrán de treinta a sesenta años de prisión. (2018, art. 148 Bis.)

Es desastroso por decir lo menos, la existencia de este delito, sin duda son hechos reales y que ocurren en gran medida. Para contrarrestar el número de casos y defender y hacer valer los derechos de la mujer, existen diversas instituciones y organizaciones en la Ciudad de México.


Espacios seguros para la mujer


Las organizaciones civiles son agrupaciones constituidas por individuos organizados y asociados de forma voluntaria para defender, atender o intervenir causas de interés común sin fines de lucro. Es decir, su propósito es social y comunitario. La Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea estrategias para prevenir la violencia a partir del Informe Mundial de la Salud en el 2002, promoviendo aumentar la capacidad para reunir información confiable acerca de la violencia y la investigación que se lleva a cabo al respecto. Ha sido importante el logro obtenido en el tema de Derechos Humanos de las mujeres, creándose leyes y normas de protección para las víctimas, mismas que para un sector de la sociedad no son suficientes.

Existe un importante trabajo de la sociedad civil que consiste en concientizar a diferentes sectores de la sociedad, generando campañas públicas de sensibilización para eliminar y prevenir la violencia de género como una prioridad global. Con el tiempo se han creado organismos dedicados a la atención de la equidad de género dentro de los programas gubernamentales. En México es el caso del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) el cual busca difundir el tema de género en la políticas nacionales y programas específicos. (Instituto Nacional de las Mujeres, s.f.).

La ONU Mujeres “es una organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, es considerada como defensora de las mujeres y niñas”. (ONU MUJERES, 2020). Se estableció el 2 de julio del 2010 con el fin de acelerar el proceso para el mejoramiento de las vidas de las mujeres y responder a las necesidades que enfrentan en el mundo. Esta organización apoya a los Estados de las Naciones Unidas en el establecimiento de normas internacionales para lograr la igualdad de género; además trabaja con la sociedad civil en la creación de leyes políticas, programas y servicios necesarios para garantizar se implementen los estándares con eficacia y redunden en el verdadero beneficio de las mujeres y niñas en todo el mundo.

Otra institución que ha visibilizado la violencia de género es la Universidad Nacional Autónoma de México, ya que en 2018 presentó el “Protocolo para la atención de casos de violencia de género en la UNAM”, acualizado en marzo del 2019. A lo largo del documento se encuentran definiciones e instrucciones muy bien detalladas acerca de cómo hacer uso de cada recomendación. Para una mejor descripción:

El Protocolo enfatiza etapas fundamentales de la atención a casos de violencia de género: la orientación, la entrevista a la persona que considera haber sido víctima de estos actos, el establecimiento de medidas urgentes de protección, el acompañamiento de la persona que presenta su queja y el seguimiento al cumplimiento de las sanciones. Asimismo, establece la posibilidad de resolver algunos casos a través de un procedimiento alternativo con enfoque restaurativo. […] atiende a todas las diversidades sexogenéricas –mujeres, niñas, comunidad LGBTI, comunidad queer u otros grupos– que por no cumplir con los roles o estereotipos derivados de la construcción cisgénero heterosexual sufran violencia. (Universidad Nacional Autónoma de México, 2018, pp. 4-6).

Reúne en su totalidad cinco capítulos, los cuales abordan los aspectos generales sobre el procedimiento de atención de casos de violencia de género, así como las instancias competentes que se encargan de atender las situaciones y el procedimiento completo de lo que deben hacer tanto la víctima, testigos y la misma Universidad. En los anexos se pueden encontrar algunos instrumentos internacionales de derechos humanos, nacionales, de legislación universitaria que dan sustento a todo el documento. De igual manera incluye algunos diagramas de los distintos procedimientos de atención. Este protocolo se puede consultar en la página:

Consultar aquí

Como resultado del paro de labores en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) suscitado durante septiembre de 2018, la Asamblea General, conformada por alumnado y profesorado de la escuela, comenzó a redactar el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia contra las Mujeres. Se hicieron ayudar de encuestas y testimonios para recabar información acerca de qué tipo de violencia se sufre más en la institución, llegando a la conclusión de que es el acoso y hostigamiento sexual el derivado más común. El protocolo tiene como objetivo general “realizar un modelo de atención integral, con perspectiva de género y un enfoque de derechos humanos, para las mujeres de la comunidad de la ENAH que han sido víctimas de violencia” (Protocolo ENAH, 2018, p. 6).

El documento está dividido en nueve capítulos, los cuales abordan: los principios a los cuales se debe poner atención; el ámbito de aplicación del protocolo; las instancias que coordinan y dan atención a los casos; el procedimiento que se debe llevar a cabo; los tipos de acompañamiento que se ofrecen; los documentos oficiales que dan sustento al protocolo; la dictaminación de las sanciones para el agresor; emisión de la recomendación; y por último, recomendaciones para la prevención del acto. Como anexo del instrumento, se encuentra un directorio telefónico de atención general y otros para las alcaldías aledañas a la zona geográfica de la Escuela. Además del Violentometro del IPN y los formatos para emitir la denuncia de violencia.

Sin duda alguna, la creación de estos protocolos e instancias, hacen que la víctima de violencia se sienta acompañada y que vuelva a creer que sus derechos están protegidos.


La mujer y sus derechos


Como se planteaba antes, existen organizaciones que se dedican a promover, respetar y resguardar los Derechos Humanos, cuyo motivo es mantener la paz de todos. Los defensores y defensoras de los Derechos Humanos juegan un papel importante en el fomento de la responsabilidad y el respeto por las normas internacionales de los mismos. Las mujeres que actúan dentro de este grupo son conocidas comúnmente como Defensoras de los Derechos Humanos de la Mujer (DDHM) y son a menudo víctimas de la violencia y el acoso por su labor. Están expuestas a la estigmatización siendo atacadas en muchas partes del mundo, como ejemplo es que este grupo hable del aborto, como todo cada uno tiene su posición respecto al tema de abortar o no hacerlo. Pero para cuando tengas una confirmación te gustaría estar segura de donde iras y esperas un trato de la mejor manera previniendo ya sea infecciones, mutilación, etc. Pero aquí juegan un papel crucial los medios de comunicación que comienzan a difundir ideas negativas de aquel grupo, dejándolas en evidencia ante toda la comunidad. Dicha estigmatización con frecuencia legitima los ataques contra ellas.

Las Naciones Unidas de los Derechos Humanos dentro del Informe de la Relatoría Especial (2013) dice:

La relatora especial lamenta que, en muchos países, no existan mecanismos específicos para proteger a las defensoras y a quienes promueven los derechos de la mujer o las cuestiones de género. En los países donde existen estos mecanismos, con frecuencia se ven obstaculizados por la falta de sensibilidad respecto de las cuestiones de género, o por la falta de aplicación o de voluntad política. (ONU, 2013, p. 3).

La Relatoría cree firmemente que las defensoras de las mujeres necesitan una protección mayor y específica, y medidas concretas para que el entorno en que operan sea más seguro, propicio y favorable. Para terminar, los Estados están obligados a respetar, proteger y el cumplir los Derechos Humanos de las Defensoras de los Derechos de la Mujer.


¿Qué pasa con aquellas víctimas de violencia?


Las mujeres debemos de estar conscientes que estamos siendo violentadas y que existe un problema, hoy en día existen organizaciones para ofrecer ayuda a las mujeres que lo necesitan. A continuación se mencionan algunas:

Nombre Descripción Teléfono y dirección Redes sociales o página web
Católicas por el derecho a decidir Están dedicadas a la ayuda de mujeres en caso de haber sido víctimas de violencia sexual o si estás embarazada. Coyoacán, México, D.F. 55545748 Facebook: Católicas México
Coordinadora Nacional de Ayuda a Mujeres Indígenas Especializadas en la ayuda para mujeres indígenas. Coadyuvan en el desarrollo de la mujer de otras comunidades Calle San Simón #82, depto. 306, Col. San Simón, Ciudad de México 55322923 Facebook: Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas conami
Casa Gaviota Ayudan a detectar la violencia intrafamiliar y hacia la mujer. Cruz Blanca #17, Col. del Carmen Coyoacán. 30965189 https://www.casagaviota.org/
Casa Semillas Luchan por la igualdad de género y dan asesoría a mujeres que han sufrido de violencia. 55553 0109 https://www.semillas.org.mx/
VIFAC Celebramos la vida Tienen como fin de apoyar a mujeres embarazadas en estado vulnerable, que enfrentan un embarazo inesperado y requieren de ayuda para salir adelante con sus hijos. Calle José María de Teresa 140, Tlacopac, Álvaro Obregón, 01040 Ciudad de México, CDMX 800 362 2207 http://vifac.org/
Red Nacional de Refugios A.C. Organización social integrada por 69 espacios de protección y atención, en donde se ofrece acompañamiento y atención integral y especializada. También hacen reubicación de las víctimas, pero estas son confidenciales a fin de proteger la seguridad de las mujeres. Teléfono: 800 822 4460 Correo: renarac@rednacionalderefugios.org.mx Facebook: https://www.facebook.com/ RedNacionaldeRefugiosAC/ community/?ref=page_internal

¿Qué hacer para construir igualdad entre mujeres y hombres?


A continuación, se mencionan las correspondientes propuestas del presente trabajo:

  1. Realizar las transformaciones estructurales necesarias (de instituciones y sociedades) orientadas a erradicar las desigualdades entre hombres y mujeres.
  2. Reducir las brechas de género en todos los ámbitos: educativo, laboral, familiar y político.
  3. Crear e instrumentar mecanismos para garantizar el cumplimiento de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (2006).
  4. Garantizar el acceso de las mujeres a servicios de salud de calidad libres de estigma y discriminación. Desarrollar programas para mejorar su salud sexual y reproductiva.
  5. Promover la capacitación política de las mujeres sin limitar su inclusión y participación en la vida pública.
  6. Instrumentar acciones afirmativas acompañadas de programas de sensibilización y educación para generar cambios perdurables en las conductas que promueven desigualdades de género.
  7. Incorporar en los programas escolares la construcción de las identidades, la equidad y la igualdad.
  8. Desarrollar e instrumentar programas para impulsar equilibrio entre mundo laboral y familiar tanto para hombres como para mujeres.

El cambio es posible con la aplicación de justicia por el Estado y en una cultura de respeto y cuidado de los Derechos Humanos.


La igualdad entre mujeres y hombres también requiere de cambios en nuestras conciencias y conductas, de innovar en las formas de trabajar en las instituciones públicas, incorporando en normas, procesos y fases de los programas, lo que se conoce como "la perspectiva de género” [Una forma de mirar a los hombres y mujeres en su entorno social. Las españolas que trabajan en el tema las llaman las “gafas de género”, para analizar y reflexionar las relaciones entre mujeres y hombres] adoptando en nuestra vida profesional y personal, nuevos valores, principios y prácticas que nos ayudarán a construir familias, una sociedad solidaria y libre, en la que se comparten por igual derechos y oportunidades.

Acciones personales para acercarnos más a una sociedad igualitaria según las recomendaciones del Instituto Nacional de la Mujeres (INMUJERES):

  1. Observa el entorno familiar, laboral y de convivencia social pensando en qué situaciones de desigualdad prevalecen entre mujeres y hombres y cómo podrías cambiarlas;
  2. Conoce los instrumentos, leyes y mecanismos que se han creado y lo que se sigue haciendo para construir igualdad entre mujeres y hombres en la CDMX.
  3. En tu día a día, desde tu casa, con tu familia, toma acciones que consideres necesarias e importantes para fomentar la igualdad entre los miembros.
  4. Exprésate sin sexismo.
  5. Convive sin discriminar.
  6. Actívate por los derechos.

Conclusiones


El cambio está en la aplicación de justicia en el Estado y en una cultura de respeto y cuidado en los Derechos Humanos.

De acuerdo con la información recapitulada, consideramos es indispensable que el Estado haga valer la justicia y apoye a los organismos de procuración de la misma; así mismo, fomentar la educación y la cultura.

Judith Butler, filósofa estructuralista estadounidense, una de las voces más sobresalientes en temas de género, feminismo y sexualidad; durante su trayectoria profesional ha cuestionado la formación de la identidad a partir de mecanismos sociales donde estigmatizan a aquellas personas que no cumplen con las normas y construcciones culturales de sexo y género.

En su ensayo Violencia, duelo, política, se puede inferir la frase “La unión hace la fuerza”, Butler señala que es importante el reconocimiento de uno mismo y el de los demás, de esta forma, transformarnos la palabra “ustedes” a un “nosotros. (Butler, 2004)

Dentro de nuestro autoconocimiento comprendemos que somos individuos vulnerables, que la violencia hacia la mujer ha repercutido en nuestra sociedad, a tal grado de vivir con miedo e incertidumbre. La violencia se ha vuelto un modo por el que nos entregamos sin control a la voluntad de otro, un modo por el que la vida misma puede ser eliminada por la acción deliberada de otro.

Ser conscientes de esta vulnerabilidad puede convertirse en la base de una solución política pacífica. Para Butler, formar coaliciones activistas al tema, establecer debates, mesas de dialogo o implementar cursos contra la violencia, permitirán que el Estado reconozca la condición de vulnerabilidad de la mujer como víctima de violencia y asimismo el Estado la protegerá y apelará por su bienestar.

Por otro lado, Rita Segato, escritora, antropóloga y activista feminista argentina, conocida por sus investigaciones orientadas a las cuestiones de la violencia de género en las comunidades latinoamericanas; en una entrevista para la prensa chilena “El Desconcierto”, mencionó que “El feminismo no puede y no debe construir a los hombres como sus enemigos naturales” afirma que el enemigo es el orden patriarcal, que a veces está encarnado por mujeres. (Sagato, 2018)

Para la antropóloga Segato, erradicar la violencia hacia la mujer reside en eliminar el patriarcado. En su libro “Las estructuras elementales de la violencia”, señala que:

La violencia reside en la tensión constitutiva e irreductible entre el sistema de status y el sistema de contrato.

El sistema de status se basa en la usurpación o exacción del poder femenino por parte de los hombres. Esa exacción garantiza el tributo de sumisión, domesticidad, moralidad y honor que reproduce el orden de status, en el cual el hombre debe ejercer su dominio y lucir su prestigio ante sus pares. (2003)

Además esta autora, en su libro “La guerra contra las mujeres” hace énfasis en que existen diversas leyes e instituciones que protegen los derechos de las mujeres, sin embargo, la escritora aclara que hay diversas feministas como ella que se preguntan “qué es lo que el Estado puede y no puede hacer por nosotras, y buscamos soluciones dentro y fuera del campo estatal”. (Segato, 2016)

De tal forma que, para esta autora es importante que el movimiento feminista avance con sus propias metas, por caminos extraestatales donde las comunidades comprendan la importancia de salvaguardar los derechos de las mujeres, un camino en el que se construye un proyecto histórico que erradica el patriarcado y persista una vida libre de violencia hacia la mujer.

Otro punto de vista con relación al presente tema, es el de Marta Lamas, antropóloga mexicana, una de las figuras más representativas dentro del movimiento feminista de nuestro país. Ha escrito infinidad de libros y artículos, entre otros, con el propósito de reducir la discriminación mediante la apertura del discurso público sobre feminismo, género, prostitución y aborto.

En el Congreso Nacional de Estudios de los Movimientos Sociales (2016). Esta investigadora mencionó:

Somos resultado de procesos culturales, procesos psíquicos, hay mucho de inconsciente de cómo fuimos troquelados por la feminidad y por la masculinidad, por eso vivimos esto que Bourdieu llama la violencia simbólica que es que reproducimos pautas que nos hacen daño a nosotros mismos, a los hombres y a las mujeres porque hemos sido troquelados y pensamos que eso es lo natural.

Hay que empezar a desnaturalizar la violencia, sin dejar de atender la violencia específica y el horror de los feminicidios. (2016)

La opinión de estas escritoras feministas quienes influyen de forma desiciva en las nuevas generaciones nos permiten establecer un panorama amplio sobre las posibles soluciones para erradicar la violencia hacia la mujer.

Desde décadas pasadas, las antiguas oleadas feministas en la Ciudad de México de los años 70´s son diferentes a las oleadas actuales. Marta Lamas en una entrevista para el periódico “El Universal” indicó que:

“Las mujeres en ese momento proveníamos de la izquierda, con un orientación política y estructurada”. (Lamas M. , 2020)

Actualmente, identificamos a las nuevas feministas como anarquistas por sus actitudes de “me vale madre, yo rompo todo”. Marta Lamas no tiene una postura positiva o negativa antes estas nuevas acciones, acepta que los tiempos han cambiado y que la violencia hacia a la mujer en los últimos años ha ido en aumento, a tal grado de torturarla e incluso matarla.

Entonces, ¿estas actitudes de los nuevos movimientos feministas logran su objetivo?, la respuesta es incierta, sin embargo, nosotros los jóvenes nos hemos solidarizado con la tarea de las feministas para la protección de los derechos de mujer con el objetivo de tener una vida plena y libre de violencia, en un proceso que logre un clima de sensibilidad social donde las instituciones y el Estado se vean obligados a aceptar los planteamientos feministas o, al menos, a discutir con éstos.

En algunas circunstancias, los movimientos feministas de las nuevas generaciones anarquistas, suelen representar controversia para la sociedad, se presentan opiniones como; “esa no es forma de arreglar los problemas”, “¿quieren erradicar la violencia con más violencia?” o “existen formas diferentes de manifestarse”. Sin embargo, nosotras consideramos, sea cual sea el tipo de manifestación, corriente feminista o cualquier otro movimiento que luche contra la violencia hacia la mujer, siempre existirá un objetivo central, y es exigir al Estado proteger los derechos de la mujer.

Por ello, la violencia contra la mujer es un problema de interés público, es deber del Estado erradicar esta práctica, a través del desarrollo de mecanismos institucionales, incluir reformas legislativas y administrativas, pero sobre todo, tomar acciones de información y educación para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas de expresión.

También consideramos que el Estado debe tomar acciones de actualización y capacitación del personal que atiende a las víctimas de violencia y a los victimarios, garantizando una atención oportuna que preserve los derechos humanos de las víctimas, se imparta justicia y se salvaguarde el bienestar individual y colectivo de la sociedad.

A los jóvenes nos compete marcar la diferencia en nuestra generación, cambiar el panorama, expresarnos sin sexismo, fomentar el cuidado de los Derechos Humanos, impartir justicia, respetar las diferentes personalidades, pero sobre todo, ver al otro con el íntegro valor y dignidad que merece.

Finalmente, hombres y mujeres somos diferentes, puesto que nuestras perspectivas de vida pueden ser variadas, pero estas diferencias permiten que nos complementemos, persista la dualidad, la amistad y el amor, entre nosotros.

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REFERENCIAS


Butler, J. (2004). Vida precaria. El poder del duelo y la violencia. Buenos Aires: Paidos. https://psicanalisepolitica.files.wordpress.com/2014/10/butler-judith-vida-precaria.pdf

Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. (15 de marzo de 2016). ¿Qué es la violencia contra las mujeres y sus modalidades? Recuperado de www.gob.mx/conavim shorturl.at/chpDL

Forbes. (3 de enero de 2020). México, entre los 20 peores países para ser mujer. Recuperado de https://www.forbes.com.mx shorturl.at/auwNT

Instituto Nacional de las Mujeres. (s.f.). ¿Qué hacemos? Recuperado de https://www.gob.mx/inmujeres/que-hacemos

Lamas, M. (2016). Red Mexicana de estudios de los movimientos sociales. Obtenido de Movimiento Feminista: redmovimientos.mx/2016/wp-content/uploads/2017/12/Conversatorio-FEM.pdf

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Escrito por: Lisette Buitrago Hernández, Alma Ximena Hernández Rosas, Valery Maren Jiménez Cerón, María Fernanda Sánchez Segura, Estudiantes de sexto semestre del Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Sur.

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IMAGINAtta 13 . Violencia de genero

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